Buenos Aires, Jefatura de la Ciudad 8.00 hs
Ni bien entro, me recibe un oficial que me guía hacia una oficina, según creí escuchar que decía entre balbuceos.
-¡Venga por aquí Rostro!- grita una voz detrás de la persiana americana de la oficina a la cual nos dirigíamos.
Era Morris, lo conocía bien, trabajó en algunos casos con Daniels. Entre ellos dos había una competencia implícita permanente. Imagino que esta era la oportunidad para que este desgraciado se regodeara, si lograba rescatar a Daniels y Anny, claro.
-¿Han descubierto algo?- Pregunté para ir al grano.
-Ayer, cuando fueron al Parque, los seguimos de lejos.- dijo Morris.
Mientras iban saliendo esas palabras de su boca, crecía dentro de mí, de manera progresiva y violenta, una ira que me consumía.
-Con unos prismáticos pudimos…-
Salté a su cuello.
-¡Hijos de puta! Por qué no fueron a buscarme- escupí en la cara de Morris mientras un par de manos me frenaban desde atrás.
-Espera Rostro, fue por precaución, no queríamos arruinar la investigación. De todas maneras, ya pasó, usted está aquí y tenemos mucho trabajo por delante. Pudimos conseguir el número de chapa del vehículo de los secuestradores. Pertenece al apoderado de Krotter.- dijo soberbio.- ya habrá escuchado este nombre varias veces- agregó.
-¿Qué hay que hacer entonces? Cuestioné, aún con las manos encima.
-Tenemos que esperar aquí, hay que recibir el llamado para arreglar otro encuentro- dijo el oficial que me sujetaba, casi mojándome la oreja.
-Hay que escuchar la nueva propuesta- agregó Morris con gesto severo.